UN AUTÉNTICO MAESTRO

No siento ninguna vergüenza en reconocer que el primer día que te vi, te rechacé.

Yo no te elegí, ni tan siquiera te desee un solo segundo. Lo que es peor, tampoco te acepté por lo que eras, tan solo te acogí por puro interés, como moneda de cambio de un trato que ahora entiendo que era lo menos importante. Simplemente sin odiarte, no te quería bajo mi techo.
En estos momentos, tras un año a tu lado, tampoco siento ninguna vergüenza en reconocer que eres un gran maestro en mi vida. A estas alturas, tras ver en tantas ocasiones tus ojos castaños traspasando mi alma con tu genuina mirada, sé sin lugar a dudas que no solo yo te elegí, sino que yo fui tu propia elección.

Necesitaba un máster acelerado en ciertas partes de mi vida, alguien que me suspendiese inmediatamente sino era coherente en todo momento. Es brutal, descubrir a tu lado que no me reconoces como lo que fui hace tan solo un instante, sino que me conoces como en una nueva cita a cada momento.
Cuando me ves, aun sabiendo quien soy físicamente, no me recuerdas por lo que fui, sino que te lanzas a mis piernas para descubrir quién soy ahora mismo psicológicamente.
¡Es preciosooo! Descubrir esa magia que utilizas desde el corazón, desbordando cada uno de tus gestos, para conectarte directamente con el mío; mostrándome, como en el espejo del cuento de “Blancanieves”, quien soy yo en el momento que te miro, que te observo.

Desde hace un poco tiempo, me has hecho más sensible a diagnosticar, sin las comunes etiquetas que superficialmente le ponemos a todo, simplemente con el sentir, mi sensación del momento. De alguna forma eres la marioneta que se mueve con los hilos de mi propia vida. Me muestras con cada una de tus acciones lo que te entrego; paz, nervios, atención, juego, tensión, rivalidad, dispersión, etc.

Descubrí tu capacidad generosa, para darme una nueva oportunidad que me permita ser alguien diferente, no dentro de un rato, no mañana, no dentro de una semana, no dentro de un mes, dentro de un año, sino en este mismo instante. Sin esperas, sin promesas, sin tratamientos médicos…

Tu honestidad, realmente desinteresada, me dona la posibilidad de dejar fluir la paz que mi alma porta. No hay idioma entre nosotros, porque la verdadera PAZ no necesita palabras para entenderse, no hay ninguna necesidad de aclarar lo que se vive íntegramente, aunque la experiencia sea a través de los cuatro ojos que sumamos entre ambos.

Gracias querido amigo, pues independientemente de que seas un perro, me has enseñado a profundizar en el verdadero comportamiento humano. Ese que no necesita recuerdos, sino oportunidades y posibilidades a cada momento para mostrarse tal y como es; no tal y como todo el mundo lo recuerda que es.

“Zeus” me entrenas con tus toques de atención a estar más vivo con todo lo que me rodea, a comprender profundamente la forma en que me relaciono con mi entorno; si recibo a mi hijo, pareja, padre, alumno, profesor, compañero de trabajo, etc. con el recuerdo de lo qué ha sido hace un rato, un día, una semana, etc. estoy condenando su estado, por lo tanto, nuestra relación a mi recuerdo sobre él.
Dicho de otra forma, si ayer, esa persona, fue un desastre conmigo o con algo, y hoy lo recibo con la memoria de ese sentir, percibirá que se debe proteger de mí; haciendo precisamente lo que no deseo que se vuelva a repetir, en lugar de darse a la posibilidad de ser alguien nuevo, de actuar de una manera distinta. Por otra parte, es justo que así sea, pues yo, en ese caso, tampoco lo acojo siendo una persona nueva para él.

Si no entiendes de lo que hablo, te recomiendo un perro en tu vida, si es posible de los catalogados “peligrosos”, por la sencilla razón de que para llevarte bien con él, deberás borrar tu memoria a cada instante. No te quedará más remedio que hacerlo, si quieres que se comporte como tú deseas. O por el contrario, puede que sientas en tus carnes lo “peligroso” que eres tú para el mundo que te rodea.

A tu perro no lo convencerás, como a veces hacemos con las personas que nos rodean, con palabras incoherentes que hablan de lo que en realidad no haces. Él te escaneará en cada momento, tan honestamente, que quizá sientas un miedo tan profundo que lo acabes proyectando en el animal creyendo que él es el culpable, nada más lejos de la realidad. Tan solo nos mostrará sin tapujos la fotografía de nosotros que nunca deseamos ver.

Es importante que sepas que solo le dará verdadera tranquilidad, oler la tuya. Solo le dará verdadera paz, oler la tuya. Solo le dará temor, oler el tuyo. Solo será violento, oliendo tu violencia, etc. Se te ocurre alguien mejor de quién aprender, que de alguien que solo entiende de leer corazones…

¿Te imaginas esta magnífica práctica de vivir el momento presente intensamente aplicada a las personas que nos rodean? ¡¡¡Diooooooss doy fe de ello!!! Gracias vida por la maravillosa vivencia de permitirme nacer a cada instante.

Gracias “Zeus” por ser tan honesto, irresponsable, tan natural, tan auténtico, tan cariñoso, tan pasota, tan desastre, tan fiel, tan juguetón, tan atento, etc. pues sé que gran parte de todo ello soy yo mismo…

Gracias por estar en mi vida siendo un perro amigo y un auténtico maestro

En esta entrada queríamos presentaros a alguien. Él es Benito Alcaraz, ha escrito un libro de reflexión y a su vez se define como un deseducador.

Ha tenido el gran detalle de escribir con mucho cariño este relato para Mascotetes. Habla sobre su propia experiencia, y qué le ocurrió al encontrarse de repente con un nuevo compañero inesperado…¿Qué hacer cuando tu hijo te trae un Pit bull a casa?

Esperamos que os haya gustado tanto como a nosotros, y si ha sido así, te invitamos a visitar su web http://dejarhuella.org/ allí encontrarás toda la información y podrás acceder a su libro “De mayor…quiero una familia como vosotros”