A nivel deportivo, el Reino Unido es uno de los países más relevantes del mundo. Allí surgieron modalidades como el fútbol, el rugby y el golf, pero también otras cuya participación no es exclusivamente humana. De la pasión de los ingleses por el caballo surgieron el salto ecuestre y el hockey polo, con sus propios clubes y organismos reguladores para torneos. Estos, a su vez, dieron lugar a deportes con otras especies: uno de ellos es el agility, enfocado al trabajo con perros.
El agility consiste en hacer que el can supere un circuito sin desviarse del recorrido ni rozar un solo obstáculo, en el menor tiempo posible. Como todo deporte competitivo, tiene sus normas: la Real Sociedad Canina de España (RSCE) es el organismo nacional que las determina, y contempla el apoyo de un guía humano para orientar al participante con órdenes verbales, señales acústicas y el lenguaje corporal.
Se prohíben las correas y el contacto directo, haciendo necesaria una complicidad mínima entre ambas partes. Por otro lado, composición del recorrido es secreta hasta el día de la prueba: solo el jurado la conoce. Antes de comenzar, el dueño tiene permitido ver la pista sin su compañero para elaborar una estrategia.
Se trata de una disciplina deportiva abierta a cualquier tipo de perro, independientemente de su raza. El único requisito en este sentido es que se trate de un peludo sano y con cierta fortaleza física, si bien hay tres categorías según el tamaño:
A. Estándar (L): con más de 43 cm de altura hasta la cruz y obstáculos de 55 a 65 cm de altura.
B. Medio (M): entre 35 y 43 cm de altura hasta la cruz y obstáculos de 35 a 45 cm de altura.
C. Mini (S): menos de 35 cm de altura hasta la cruz y obstáculos de 25 a 35 cm de altura.
La RSCE clasifica las pruebas según la dificultad del recorrido. Así, se contemplan el Grado I, el Grado II y el Grado III.
A. El Primer Grado se reserva a los competidores que aún no tienen licencia del organismo. Tras pasar un examen de sociabilidad, el perro entrenará para competir en pruebas de agility y jumping básico. Si quiere escalar al Segundo Grado, deberá superar tres recorridos sin errores con al menos dos jueces distintos.
B. El Segundo Grado tiene mucho más peso, ya que las calificaciones obtenidas son puntos que cuentan de cara al Campeonato de España. Además, los requisitos de acceso al Tercer Grado se endurecen: además de exigir tres recorridos de jumping y tres de agility perfectos, se exige cumplir con una velocidad mínima. En el agility será de 4,5 m/s para pequeños y medianos, y 4,7 m/s en perros grandes. En jumping, el corte se sitúa sobre los 4,7 m/s en las categorías S y M, y en los 4,9 m/s dentro de la categoría L.
C. En el Tercer Grado, el binomio puede seguir acumulando puntos del campeonato nacional o, bien, realizar pruebas selectivas para el mundial de la Fédération Cynologique Internationale (FCI).
Para inscribirse en cualquier competición de Grado I es indispensable formar parte de un club de agility autorizado por la RSCE. Hay varios por toda la geografía española, y el único requisito de acceso es que el perro tenga más de 18 meses. En estos organismos se procura que el dueño y el perro tengan una formación constante, tanto teórica como práctica. Además, proporcionan asistencia con las inscripciones a competiciones y las licencias.
Si estáis interesados en saber cómo trabajan sus miembros, os invitamos a que paséis por el IX Festival Mascotetes para conocer a nuestros amigos de Nalacan. Este club de agility, fundado hace más de 10 años en Pedreguer (Alicante), cuenta con grandes expertos en la materia y una innovadora metodología de aprendizaje que os dejará fascinados. Podréis verlos en acción el sábado a las 20:30 h. y el domingo por la mañana, a partir de las 11:30 h.