Una de las cosas a las que debes habituarte cuando adoptas un gato es su costumbre de arañar. Los mininos aman desplegar sus garras y pasearlas por cualquier objeto agradable a su tacto, dejando pequeños surcos que son muy visibles. Se trata de un gesto instintivo que tiene mucha utilidad para ellos. Les sirve para marcar territorio con el olor de sus feromonas, estirar las patas y limarse las uñas o eliminar estrés.
Lo habitual es que el gato rasque en sitios cercanos a su punto de descanso. Eso implica que buscará el mejor lugar dentro de casa para satisfacer su necesidad. Lo normal es que elija uno al que acudir siempre, aunque puede cambiar esporádicamente. Aquí es donde entra nuestra función de educadores.
Sin las indicaciones adecuadas nuestro amigo terminará por estropear cualquier objeto que sea de su agrado, incluyendo cortinas, sofás y muebles. Si queremos evitar problemas en este sentido, lo mejor es hacerse desde el principio con un rascador o varios. Los hay de muchos tipos, de manera que puedes colocar modelos diferentes por las habitaciones de vuestro hogar. Así nunca le faltará diversión.
Podemos distinguir cuatro tipos de rascadores, de menor a mayor complejidad:
– Plano: es el rascador más sencillo y el mejor para ir creando costumbre, puesto que se adhiere al suelo y tiene forma de felpudo. Lo usará sin esfuerzo alguno. Por ello también se recomienda para bebés y mininos con problemas articulares.
– Vertical: suele apoyarse en la pared o tener un lado más elevado que otro. Algunos incluso cuentan con bolitas colgantes que el minino puede atrapar y golpear como si fuera una presa.
– Poste: los postes pueden asimilarse a los rascadores verticales de pared, porque requieren que el gato se ponga a dos patas para usarlos. Otros, además, son troncos escalables con plataformas o juguetes en la parte superior. Por lo general, suelen medir entre 40 cm y 1,20 m.
– Torre o árbol: es el rascador más completo, ya que mide entre 1,20 m. y 3 m. de altura e incluye troncos escalables, plataformas, juguetes colgantes, cuevas y casetas, etc.
Por otro lado, es importante saber que un buen rascador estará hecho de materiales cat friendly: nunca debe llevar algo que haga daño a tu animal. Son habituales el cartón, el sisal, la felpa, el pelo artificial y la madera.
Ahora que ya sabes todo sobre los rascadores, esperamos que compres uno para tu amigo y lo hagas muy feliz. Y si eres un/a manitas, ¡también puedes intentar fabricarlo en casa con tutoriales DIY!