El otoño es una estación genial para nuestros perros. El verano contaba con interminables horas de correteo en la playa, pero jugar en los charcos de lluvia, el barro y las montañas de hojas secas no tienen nada que envidiarle. Sin embargo, tanta diversión bajo la sombra del mal tiempo puede acarrear consecuencias nada divertidas: nos referimos, principalmente, al temido resfriado.
Aunque seamos distintos, en ocasiones nos afectan las mismas cosas de formas muy parecidas. El resfriado es una infección leve de las vías respiratorias provocada por diversos virus. Esto quiere decir que un can puede contagiar a otro y es importante mantenerle en “cuarentena” hasta que se cure. Por otro lado, esos mismos virus no pueden transmitirse a un ser humano, igual que los nuestros tampoco les afectan a ellos.
Detectarlo puede ser difícil porque sus primeras manifestaciones son parecidas a las del moquillo, otra enfermedad contagiosa más grave. Para echarte una mano, hoy te traemos una lista de nueve síntomas de un posible resfriado perruno.
- Congestión y secreción nasal. ¿Tu perro silba al respirar y su hocico está cubierto por una capa pastosa? ¡Los mocos le están ahogando!
- Estornudos. Son fácilmente reconocibles porque el animal agita la cabeza y emite un sonido similar al nuestro cuando estornudamos. Aunque siempre hay peculiaridades, sobre todo cuando se trata de canes pequeños.
- Tos. Aquí debemos puntualizar que la tos seca acompañada de flemas y náuseas o vómitos puede ser indicativa de la tos “de las perreras”. Durante un resfriado, la tos viene sola.
- Ojos llorosos. Lo normal es que los ojos del animal se llenen de legañas con el paso de los días. Por sí solo no dice nada, pero si ocurre a la vez que los síntomas anteriores será revelador.
- Cefaleas. Los dolores de cabeza son imposibles de detectar a plena vista, ya que los perros no tienen una manera clara de comunicarse con nosotros. Podría manifestarlo agachando la cabeza por debajo de la cruz o frotándose contra el suelo. También podría buscar que le masajees la cabeza para aliviarlo.
- Somnolencia. Pasará casi todo el día en el sofá o cerca de su camita, acurrucado.
- Debilidad muscular. Cuando estabas resfriado, ¿sentías que te dolía todo aunque hubieras pasado el día entero en la cama? A un perro le pasa igual.
- Dolor de garganta y pérdida del apetito. Como sucede a los humanos, el resfriado anula casi por completo su sentido del gusto. Asimismo, la infección del sistema respiratorio impedirá que tu perro trague igual.
- Fiebre. Los veterinarios consideran que una temperatura corporal superior a los 39,2º es febril. Para hacer una medición correcta, debes introducir la punta del termómetro en su orificio anal y mantenerlo durante, al menos, treinta segundos. Si no consigues relajarlo, acude al veterinario para que te ayude.
¿Has identificado estos síntomas en tu amigo? Si la respuesta es afirmativa, ¡toca una visita urgente al vete! Lo principal es que le receten un buen tratamiento farmacológico para desterrar los virus de su cuerpo. Al margen de la medicación hay muchas otras cosas que pueden acelerar su recuperación, como acondicionar la casa, modificar hábitos o incluir en su dieta alimentos naturales y suplementos vitamínicos. En nuestra próxima entrada te hablaremos sobre ello, ¡feliz semana!